Pedalear por sensaciones frente a pedalear con pulsómetro
Hace unos días coincidí con un buen amigo pedaleando por los caminos de Huesca. Le tenía perdida la pista ya que se fue a vivir unos años a Barcelona, así que aprovechamos para ponernos al día y hablamos de todo un poco: familia, trabajo, solucionamos el país y, como no, de nuestra pasión común que es la bicicleta.
Él estuvo compitiendo en aficionados, después se pasó al duatlón y después al triatlón. Me comentaba que desde hace diez años no tocaba la bicicleta y se sorprendió cuando le dije que yo no había dejado de montar desde hace veinte años – está claro que no a diario por que las responsabilidades cotidianas me lo impiden, pero siempre sacando horas de dónde no las hay para pedalear…
Le pregunté el motivo de su abandono durante tantos años: ¿te lesionaste?, ¿el trabajo?
– “no,no…¡Acabé quemado! Me di cuenta que tanto entrenar y tanto sacrificio no sirven de nada. Y tú ¿por qué no lo has dejado?”
-“sarna con gusto no pica”
y ahí se quedo la cosa, pero cuando llegué a casa me puse a pensar en su pregunta.
(más…)