Asturias, especial puertos Vuelta a España

Esta es la etapa reina, una jornada diseñada para los ciclistas más exigentes y aquellos que buscan medir su fuerza y resistencia en uno de los terrenos más duros de Asturias. Realizaremos un pequeño transfer hasta el punto de salida, realizando la tercera etapa circular del Tour. Ésta última noche, nos alojaremos en el Balneario de Las Caldas disfrutando de una experiencia inolvidable entre baños termales.

Hoy nos adentramos en una etapa pura de montaña, donde dos colosos nos pondrán a prueba: el Alto de la Cobertoria y el imponente Gamoniteiro. Es una de esas jornadas que, desde el primer kilómetro, se siente como una auténtica etapa de alta montaña, al nivel de las grandes vueltas. Las sensaciones son de desafío constante, pero también de satisfacción, sabiendo que vamos a rodar por carreteras que han sido testigos de las batallas más épicas en el ciclismo.

La primera gran ascensión nos llevará al Alto de la Cobertoria, un puerto de gran renombre y de esos que no perdonan. Desde el inicio, la carretera comienza a empinarse, con rampas que rápidamente se sitúan entre el 10% y el 12%. Este tramo inicial es exigente, con pendientes constantes que no ofrecen respiro, obligándonos a encontrar nuestro ritmo, gestionar la cadencia y respirar profundamente. Cada pedalada se siente en las piernas, pero el reto es adictivo: el paisaje empieza a abrirse, y la sensación de estar ascendiendo uno de los grandes puertos de la región nos impulsa a seguir.

A medida que avanzamos, el terreno se vuelve aún más crudo. Las curvas serpenteantes nos brindan breves momentos de alivio, pero pronto las rampas retoman su dureza. El asfalto, bien mantenido, nos permite concentrarnos plenamente en el esfuerzo y en la mecánica de cada giro de los pedales. La Cobertoria no es un puerto cualquiera, es un auténtico campo de batalla, y las rampas del 12% son solo el inicio del desafío que nos espera más adelante.

Después de coronar la Cobertoria y disfrutar de unas vistas impresionantes sobre las montañas circundantes, tendremos un pequeño respiro. Pero no por mucho tiempo, ya que el verdadero monstruo de la etapa está por llegar: El Gamoniteiro. Este es uno de esos puertos que, solo con oír su nombre, el corazón de cualquier ciclista late más rápido. La subida comienza con fuerza, pero es en su tramo final donde realmente sentiremos el castigo: rampas de hasta el 17% que no dan tregua, en una carretera que parece subir directamente hacia el cielo.

El Gamoniteiro es un puerto brutal, de esos que se recuerdan toda la vida. Las piernas arden, el pulso se dispara, y cada metro cuesta más que el anterior. Aquí no hay lugar para la duda; es un desafío físico y mental en toda regla. Pero, al mismo tiempo, es una experiencia inigualable. A medida que ganamos altura, las vistas se tornan espectaculares. Las montañas de Asturias se extienden a nuestro alrededor en un panorama que parece infinito. El esfuerzo de cada pedalada se ve recompensado por la sensación de conquista.

La cumbre del Gamoniteiro es como un altar, un lugar de culto para cualquier ciclista de carretera. Alcanzar la cima, después de haber superado rampas tan extremas, es una victoria personal que hace que todo el sufrimiento merezca la pena. Y desde allí, a más de 1.700 metros de altitud, las vistas son sencillamente indescriptibles: un horizonte interminable de montañas que parecen perderse en el cielo, un paisaje que transmite una profunda sensación de logro con vista al emblemático Angliru.

La bajada, con tramos de terreno un poco delicados, rápida y técnica, nos permitirá soltar las piernas después del tremendo esfuerzo, aunque las emociones seguirán a flor de piel tras haber superado dos de los puertos más duros de la zona. Es una etapa que hará vibrar a cualquier ciclista que disfrute de los grandes desafíos de la montaña, con la satisfacción de haber conquistado dos de las cumbres más icónicas de Asturias.