Porque todos hemos pensado en alguna ocasión eso de ‘¿seré yo el siguiente?’
Hoy es una de esas jornadas en las que cuesta ponerse en marcha, encender el ordenador, ponerse a trabajar o subirse a la bicicleta. Porque hoy nos hemos levantado, una vez más, con la trágica noticia de que un ciclista ha sido arrollado por un vehículo en manos de un conductor borracho y drogado. Y el ciclista, finalmente, ha fallecido.
Por desgracia, no es la primera vez que nos tenemos que desayunar este tipo de sucesos de unos meses a esta parte, en una peligrosa espiral que no deja de crecer. O, al menos, si no está creciendo exponencialmente, los medios de comunicación generalistas cada vez prestan más atención a estos accidentes, algo que es de agradecer. Otra cosa es el tratamiento que se le da a la víctima o al conductor, en según qué medios.
Un nombre más, por tanto, que añadir a nuestra particular lista negra. Una familia más destrozada, al límite, y unos compañeros de grupeta hundidos. Y, cómo no, con miedo a volver a subirse a la bicicleta. Porque todos hemos pensado en alguna ocasión eso de ‘¿seré yo el siguiente’?. Es duro, pero es así. No creo que eso suceda con otros deportes ampliamente practicados por la población.
A la tragedia personal, humana y familiar, se añade la posterior ‘tragedia de la justicia’ que sufre el colectivo ciclista. Porque en la mayoría de los accidentes (que en muchos casos constituyen auténticos homicidios) las condenas o las sanciones imputadas no se equiparan, ni de lejos, al daño causado. Es triste, pero cierto, matar ciclistas sale muy barato en este país.Pero desde Bikefriendly pensamos que no todo está perdido, sobre todo si el colectivo ciclista se organiza para luchar por sus derechos y reivindicamos algo tan sencillo como necesario como una ley justa que permita juzgar este tipo de accidentes con un mínimo de garantías y de consecuencias legales reales para sus causantes (una normativa, la de tráfico, por cierto, que debemos ser los primeros en respetar. De lo contrario, ¿cómo vamos a exigir respeto?).
En este sentido, se hace obligado recordar la tremenda labor que está desarrollando Anna González en nombre de todos los ciclistas. Su marido fue atropellado por un camión que se dio a la fuga, dejándolo muerto en la calzada. Tal y como ella nos cuenta, “el conductor es detenido unas horas después del atropello y puesto en libertad con cargos. El juzgado de instrucción decide que es una imprudencia leve (falta) y con la reforma del código penal (se despenalizan las faltas) el caso se archivaba. Derivando a la vía civil. Recurrí en la Audiencia Provincial. La cual decide que debe ir por la vía penal. Aceptan el delito de homicidio por imprudencia pero no la omisión del deber de socorro, al morir Óscar en el acto”.
“En mi caso”, prosigue Anna, “y gracias a que no me rendí y seguí recurriendo, puedo ir por la vía penal. Pero habrá familias que no tengan fuerzas para afrontar esta lucha en los juzgados. De ahí mi lucha. Que todas las lesiones graves y muerte, en carretera, vayan por la vía penal. Y la reforma del delito de omisión del deber de socorro. Estoy a la espera de que me comuniquen fecha para el juicio. Hace meses que espero”.
Desde entonces, Anna se ha puesto manos a la obra (quizá lo deberíamos haber hecho otros hace tiempo…), creando una campaña en Change.org que ya casi alcanza las 200.000 firmas y ha logrado sentarse con las principales fuerzas políticas en el Congreso de los Diputados para que nuestra voz, la de los ciclistas, sea escuchada por aquellos que tienen el poder de cambiar y mejorar las leyes.Sirva este post como muestra de agradecimiento infinito a su labor y nuestras palabras como un impulso más a su lucha, que es la de todos. Sólo así, unidos, a lo mejor un día conseguiremos salir a la carretera sin miedo a dejarnos la vida en ella por culpa de algún desaprensivo. Y si nos la dejamos, que todo el peso de la ley caiga sobre él.
#PorUnaLeyJustaAutor: Víctor Marcos – Comunicación y RRSS Bikefriendly