La carne procesada es cancerígena para los seres humanos. Y ahora, ¿qué comemos?
La reciente noticia sobre la declaración de la OMS respecto al consumo de carne roja y carne procesada ha causado un gran revuelo en la población.
Parece que el escuchar de forma tan contundente que el consumo de carne en exceso puede ser perjudicial para la salud (tanto que es una posible causa de algunos cánceres, como el colorrectal) ha activado las alarmas.
Es importante saber a qué se refieren los dos términos:
- carne roja es toda la carne muscular de los mamíferos, incluyendo carne de res, ternera, cerdo, cordero, caballo y cabra.
- carne procesada se refiere a la carne que ha sido transformada a través de la salazón, el curado, la fermentación, el ahumado, u otros procesos para mejorar su sabor o su conservación. La mayoría de las carnes procesadas contienen carne de cerdo o carne de res, pero también pueden contener otras carnes rojas, aves, menudencias o subproductos cárnicos tales como la sangre.
En resumen, a través del meta análisis de la OMS se ha clasificado a la carne procesada como cancerígena para los seres humanos; y la carne roja como probablemente cancerígena para los seres humanos.
Noticia que no es novedosa
Pero, en definitiva, no debería sorprendernos la noticia porque no es nada nuevo
A través de muchas campañas y herramientas de educación nutricional ya nos han dicho mil veces estas pautas nutricionales que seguro que os suenan:
- Que no hay que abusar del consumo de carne, en concreto carnes rojas.
- Que es preferible el consumo de pescado al de la carne
- Que las tan famosas carnes procesadas deberían ser de un consumo muy ocasional o nulo
- Que existen fuentes de proteína de origen vegetal que deberían estar más presentes en nuestra dieta.
Con esto queda demostrado que las estrategias de educación nutricional han fallado, y que sólo reaccionamos ante titulares tan rotundos de una entidad tan importante como es la OMS, con la repercusión mediática que conlleva.
¿Y ahora qué comemos?
Otra punto chocante de la situación ha sido la reacción de mucha gente “¿y ahora qué comemos?”
Volvemos a las mismas, la educación nutricional ha fallado porque mucha gente no ve más allá del filete como segundo plato.
Vivimos en un entorno privilegiado con una alta oferta de alimentos, por tanto no es difícil variar la dieta con el consumo de otras carnes (pollo, pavo…), más consumo de pescado, huevos y legumbres; dejando para un consumo menos frecuente la carne roja y para un consumo muy ocasional o inexistente la carne procesada (salchichas, hamburguesas, embutidos…).
Para acabar, cabe destacar que el mundo de la alimentación está muy influenciado por la industria alimentaria y poco han tardado los sectores correspondientes en quitarle hierro al asunto y en definir cantidades recomendadas de carnes procesadas sin que tengan efecto negativo sobre la salud.
No nos dejemos manipular y ya que la OMS ha decidido mandar este mensaje (para algunos tan novedoso) aprovechemos para cambiar los hábitos hacia una alimentación más saludable.
Como última reflexión incluyo una cita que muchos nutricionistas hemos utilizado en las redes sociales:
“La carne procesada es prescindible, no aporta a la dieta NADA interesante ni NADA que no podamos obtener por otras fuentes mucho más recomendables. Eliminarla de la alimentación no tiene ningún efecto negativo y en cambio sí sabemos que puede repercutir positivamente”
Beatriz, nutricionista profesional
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