Más bicis, más salud y mayor calidad de vida para todos. Bajo esta premisa deben trabajar las ciudades de todo el mundo. Reflexionar, compartir y llevar a cabo nuevos o revisados modelos de desarrollo urbano que incentiven el uso de la bicicleta. Definir sistemas de movilidad urbana sostenible que sitúen al peatón y al ciclista en el centro, transformen progresivamente el espacio público, permitan desplazarse a cualquier punto de la ciudad en bici de forma segura y fomenten nuevos hábitos de movilidad más eficientes y sostenibles entre la población.
En el Smart City Expo World Congress que se celebra en Barcelona del 14 al 16 de noviembre la movilidad urbana será uno de los topics que se tratarán. Bajo el lema “colectivizar el poder urbano”, representantes de ciudades de todo el mundo reflexionarán sobre cómo mejorar la movilidad urbana y al mismo tiempo reducir la congestión, los accidentes y la polución mediante el intercambio de buenas prácticas y el trabajo colaborativo. En un mundo cada vez más interdependiente, las ciudades deben actuar más allá de sus límites administrativos para dar solución a problemas compartidos. Soluciones locales para retos globales.
Unas ciudades que pueden actuar de manera más ágil implementando medidas que inciden de forma directa y perceptible en el día a día de las personas, manteniendo un contacto estrecho con la ciudadanía y estando mejor posicionadas para escuchar sus necesidades. Las ciudades son el órgano de gobernanza más cercano. Por todo ello hay que dotarlas de instrumentos y recursos para que lleven a cabo medidas que beneficien al conjunto de la población. Hay que empoderar a las ciudades.
Pero no todo el poder debe recaer en un solo agente. Un modelo de innovación urbana deberá fomentar la colaboración entre la administración local, las empresas privadas, la academia y la ciudadanía activa. Una hélice de cuatro aspas que facilite la participación ciudadana, la transparencia y la proximidad. Un enfoque bottom-up de las políticas públicas. Porque la innovación social sucede en las ciudades, y es aquí donde se producen los cambios. Hay que empoderar a la ciudadanía.¿Y qué papel juegan las Smart Cities en este contexto de empoderamiento?
Volviendo a la movilidad urbana en bici, la recogida de datos masivos o Big Data puede permitir una gestión directa y participada de la comunidad ciclista local para diseñar y llevar a cabo diferentes proyectos de ciclismo urbano como, por ejemplo, decidir qué tramos de vías ciclistas se deben priorizar o dotar de más plazas de aparcamiento ciertas zonas de la ciudad. Esta información obtenida mediante sensores ubicados en puntos estratégicos, aplicaciones móviles u otras soluciones tecnológicas permiten generar modelos a tiempo real que determinan los diferentes flujos ciclistas, las vías más populares, los puntos negros existentes o la segmentación de perfiles ciclistas. Todos estos datos dotan a las administraciones de recursos fiables garantizando transparencia y legitimidad por parte de la ciudadanía. Ésta, a su vez se puede beneficiar de herramientas que faciliten información a tiempo real sobre el estado de las rutas, alertar de incidencias o recibir información de interés. Además, se puede premiar e incentivar la participación mediante diferentes sistemas de reconocimiento por parte de la comunidad local o a través de la celebración de retos puntuales, como la European Cycling Challenge.
Así pues, la transformación digital y los avances tecnológicos aplicados a estos nuevos modelos de ciudades deberán ser utilizados siempre como recursos clave al servicio de los ciclistas y del conjunto de la ciudadanía. Unas ciudades que utilizan la tecnología como facilitadora del desarrollo urbano sostenible y de la gestión más eficiente de los recursos, de la transparencia de la administración, de la innovación social y del empoderamiento ciudadano. Unas ciudades abiertas, colaborativas y sostenibles. Unas ciudades ciclistas inteligentes.
Autor: Carlos Martín Ruiz Consultor Senior en BIKEFRIENDLY CONSULTING SL